viernes, 18 de febrero de 2011

RELACIONES AFECTIVAS MODERNAS

A LA CARTA
Por: Ricardo Pereyra


En ésta sección damos salida a las inquietudes de ustedes, nuestros lectores... y en ésta ocasión abordamos el tema central de la encuesta Seis Colores pasada.

Yo también solía decir “no soy tan moderno” cuando sabía de relaciones afectuosas o prácticas sexuales poco convencionales, esas que mi cabeza aún nombra como ‘indecorosas’ pero; el ver que cada vez más gente habla y se relaciona de estás maneras me llevo a pensar e investigar sobre ellas. ¿Como es que se dan o parecieran estar de moda?
Ahora sé que el amarse y relacionarse, va más allá de la usanza.

Cuando hablamos de sexualidad, entramos en polémicas y controversias por la diversidad de concepciones y formas en que se ejerce ésta.
De espaldas al siglo XX y cara al XXI nos encontramos con nuevos tipos de relaciones que han dejado atrás los formalismos característicos que abarcaban una orientación sexual abiertamente permitida y aceptada, que mandan por consecuencia todo lo demás al clóset o en su defecto a la represión y aniquilación.
La comunidad diversa se esta empoderando a ultimas fechas de su vivencia, aceptando también de buena gana modelos nuevos que nos permiten relacionarnos de acuerdo a nuestro sentir y expectativa, más acorde a los que somos y desde una visión individualista que involucran también reglas y privilegios de los que muchas veces no estamos conscientes.
Estamos hablando del free, la amistad con derecho o bien, a ultimas fechas el Poliamor; títulos que varían según la edad, las circunstancias y que son más profundas de lo que parece en cualquiera de sus modalidades.
Lejos de ser un comportamiento pasajero o moda, nos permiten experimentar y desarrollarnos en el plano sentimental y corporal, nos dejan conocernos como seres amistoso-amorosos, y sobretodo sexuales. Por lo que debemos ponerles atención.

Desde tiempo atrás han surgido modalidades de afecto y convivencia, véase comunas, falasterios, triadas, cuadras, tribus, clanes, etc. donde la clave de un óptimo desarrollo es el respeto y el acuerdo. Han permitido relacionarse a diferentes niveles y han llevado a desarrollar ciertas reglas para su estabilidad, como la polifidelidad y exclusividad sexual; factores que se deben manejar con inteligencia y claridad. No mas en clandestinidad como aun lo hacemos pues contribuyen a su errónea concepción y a la generación de tabúes alrededor de ellos.

Son una realidad que no podemos negar y a la que en algún momento podemos enfrentarnos si queremos y si lo permitimos. Pueden ser formas que hagan la diferencia hacia el entendimiento y las relaciones armónicas si son bien llevadas.
Decimos que la comunicación y los acuerdos son parte fundamental e implican riesgos y responsabilidades que aun se siguen definiendo y varían de persona a persona (puesto que cada cabeza es un mundo) lo que lo torna complicado de entender, más no de diferenciarlas del compromiso de noviazgo, de la relación de pareja o matrimonio. Y aquí radica la principal diferencia que lo hace controversial.

Se cree que el miedo a relacionarse de manera comprometida nos lleva a ejercer esta manera de vincularnos inspirada en posturas e ideologías del desarrollo humano que justificadamente podrían construir caminos alternativos al modelo heterosexual que sigue rigiendo nuestra sociedad y que no satisface nuestro modo de vida. El riesgo está en perder de vista estos fundamentos con lo que provocaríamos descalabros sentimentales, a los que todos estamos expuestos como humanos que somos, y más cuando reconocemos que nos formamos bajo una educación poco abierta a variantes en materia de lo sexual y que cívicamente no había opciones que reconocieran otra postura que no fuera la de una pareja legítimamente unida.
Hoy en día, apenas se empieza a dar pasos en ese sentido y se empieza a legar un derecho arrebatado antes.

Desde años atrás se gesto la revolución del amor libre, que en base al anarquismo y feminismo va en la búsqueda de un mundo posible y abierto donde nos dejen amarnos sin tapujos, sin contratos e imposiciones irracionales.
Es una lucha contestataria al estado impositivo que rige nuestras sociedades y hace nuestras vidas cotidianas e impostadas. Es una manera de asumir la vida o una actitud ante ella, que nos permite disfrutar de nuestra sexualidad ya sea como exclusiva, polisexual e incluso fuera de etiquetas como éstas. Apuesta a la sexualidad libre y responsable y viene a revolucionar prejuicios y conservadurismo.

Muchos pensadores, han tratado de explicar estas formas de relación y contrarrestar sobretodo la influencia cultural que conlleva el asumirse en estos modos de relacionarse. El Marxismo por ejemplo; lo ve como un cambio necesario a nivel político incluso donde se revoluciona el medio desde la cotidianeidad, una construcción individual que no parte del otro sino que busca el ejercicio del derecho particular, un derecho que es realista y cuestionante, que nos aleja del conformismo y acerca a un fin común. En éste caso el de las personas involucradas o relacionadas.

Estos modos de amar sin ataduras socialmente permitidas, o de amar a más de una persona llevados al plano metafísico, implican una deconstrucción del amor y las cargas ideológicas que conlleva esa visión cerrada de la sexualidad donde se da la dependencia de la mujer, la autonomía del varón y otros comportamientos incómodos que muchas veces queremos saltarnos.
Lejos de la visión rosa del amor, se muestra a éste como una construcción espiritual a la que damos forma en acuerdo con alguien más. Pero sí implica de una toma de decisiones madura y sensata.
Culturalmente se ve como un estilo de vida, y nos lleva a preguntarnos si es posible o no amar a más de una persona, plantea relaciones de convivencia equitativas, honestas, respetuosas y recupera el conocimiento del otro y la imprescindible comunicación que toda relación debería suponer.

Como apenas se deja entrever aquí, éstos modos de relación que parecieran modernos... datan y son resultado de esfuerzos e ideologías de antaño que siguen pugnando por establecerse.
Hablamos entonces de concepciones venidas de mentes y organismos como nosotros, que bien podrían desarrollarse y atrófiarse como cualquier organismo en evolución y todo lo venido de un ser orgánico. Pero pensemos...
Si nos ostentamos como entes modernos en muchos sentidos...
¿Nuestras relaciones afectivas lo serán también?

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